Cuando el dinero público se invierte en lo privado, o bien, ¿Cuándo el dinero público se invierte en lo privado?

Este blog intenta ser general y esta entrada no escapa a esa intención. Por esta razón voy a tomar como ejemplo un hecho local para referirme a una cuestión más general. Este ejemplo es uno más de todos los que pueden tomarse y abundan en todo el globo.

Hace unos días, el intendente de la ciudad de Santa Fe, Ing. Mario Barletta, dio luz verde para que se realizan obras de infraestructura (aprobada por el Concejo Municipal en 2009) sobre la ruta 168 para que las discotecas bailables salgan del centro y se alojen en las afueras de la ciudad. Una inversión de U$S 160.000, aproximadamente. Sobre ese
espacio viven vecinos en condiciones precarias, sin servicios y en zona inundable. Esto, claro, desató el enojo de los vecinos que declararon estar en contra de la inversión, ya que ese dinero podría usarse para obra de infraestructura en el barrio y no para los sectores privados que se benefician del dinero de los contribuyentes.

 

Para el fin que quiero tratar, no voy a escribir acerca de la habitabilidad de esas tierras, del marco en el que se produjo la ocupación ni de la legitimidad o ilegitimidad del hecho. Baste con decir que el planteo está centrado en la inversión municipal para el traslado
de discotecas y la infraestructura necesaria para su instalación, con la consecuente no inversión de ese dinero para solucionar la infraestructura habitacional de ese mismo
barrio.

Lo dicho sumado a que releí las palabras de un tal Dr. Adrian Rogers (palabras que me producen simpatía y repudio a la vez), motivaron esta nueva entrada. Para meternos
definitivamente en el tema, cito, palabras más, palabras menos, lo dicho por Rogers:

Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo.El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona.Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, y eso, mi querido amigo, es el fin de cualquier nación. No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola.

 

Hago un análisis más detallado de esta declaración en otra entrada. Ahora me quiero concentrar en un aspecto crucial de nuestra sociedad.

El dinero público es público porque antes fue privado, porque alguien lo ganó antes de tributarlo. Las arcas del estado no se llenan solas ni por arte de magia, si no que allí
intervienen los contribuyentes. ¿Quiénes son los contribuyentes? La gente que paga impuestos. El contribuyente percibió dinero de una actividad legal (se cae de maduro que las actividades ilegales o evasivas no tributan) a través de su trabajo, inversión, etc. y paga de ese dinero un porcentaje. Todos, absolutamente todos los subsidios, las
obras y los sueldos salen de ese dinero y de financiación externa que luego deberá devolverse con intereses.

 

Si seguimos a la SePyme, entonces afirmamos que el 99% de las empresas en Argentina son Pymes, que 42% de las ventas totales vienen de ese sector y que el 69% del empleo se genera en ellas, entonces podemos mirar un panorama más completo. Y acá es dónde entran en juego más variables para retomar el problema que nos trae hasta aquí. Si consideramos que a) las discotecas son pymes y b) que la gente que consume entretenimiento los fines de semana particularmente en esas discotecas es gente que estudia y/o trabaja, entonces tenemos un cóctel interesante, ya que resguardar tanto ese sector Pyme y alentar a la recreación de la gente se traduce, de manera inmediata, en nuevos ingresos para la ciudad, la provincia y la nación.

Ahora bien, la inversión en cuestión comienza a generar dividendos para el municipio ni bien esté finalizada, mientras que una inversión en infraestructura habitacional, una vez finalizada, comienza a generar más gastos para el municipio. Un gobierno con tendencia liberal tenderá a priorizar las inversiones privadas y el marco necesario para que esto ocurra (reduciendo el gasto público y flexibilizando condiciones laborales) mientras que un gobierno de corte más socialista priorizará la dignidad de las personas y el gasto público por sobre las inversiones privadas. Pero vivimos insertos en una economía de mercado donde los ingresos estatales provienen de la capacidad de generar riqueza de los individuos y las empresas (pequeñas, medianas y grandes) con su capacidad tributaria. De manera que hay una balanza que requiere ser equilibrada entre inversión para generar más riqueza y un gasto público que no puede desbordarse si se pretende una ciudad saludable en términos financieros y sustentable en el largo plazo.

 

De aquí, mi pregunta: ¿Es una monstruosidad lo que se pretende desde este municipio en particular (y de cualquiera en general)? ¿Es posible sostener una ciudad si toda la capacidad de inversión se dedica a infraestructura habitacional o de servicios públicos? ¿Es sostenible a largo plazo no realizar inversiones en diferentes sectores y conforme a
un plan urbanístico de manera que las arcas del Estado sean más abultadas y haya más para repartir? ¿Es justo que no haya apoyo einversiones para que quienes tributan trabajen en un marco de contención y de comodidad? ¿No son parte de la misma sociedad los emprendedores, los estudiantes y los que se benefician de las actividades de entretinimiento? El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no lo aportó alguna otra persona (el término «quitar» utilizado por Rogers me parece sumamante cuestionable).

De manera que, a mi juicio, evaluar, justificar y condenar obras de este tipo requiere un panorama más amplio en términos de cuánto, cómo y cuándo se debe invertir dineros públicos en diferentes sectores y entender que atrás de una decisión política hay una balanza, y detrás de dicha balanza hay nuevamente una decisión política que juzga, de acuerdo a su visión política, las acciones a seguir fundadas (al menos en teoría) en una voluntad democrática que apoya dicha visión. Las obras en un sector en particular no necesariamente son perjudiciales para el todo y las obras públicas no necesariamente benefician al todo.

En términos de emprendedores y en mi opinión, es necesario que el gobierno se ocupe de mejorar y atender al 99% de las empresas que generan el 42% de las ventas y el 69% de empleo.

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