Una de las cosas más interesantes que tiene ser emprendedor es el estilo. Y, claro, cuando el emprendedor es amo y señor de su proyecto, la impronta personal atraviesa toda su creación. Por eso es importante a la hora de emprender notar que el emprendimiento es un microclima, una microsociedad en una gran sociedad donde es posible crear y promover valores que están íntimamente ligados al creador. Así como distintos pintores pueden dar una imagen personal a una misma escena (David y Golliath, en este ejemplo), dos emprendedores pueden darle diferentes formas a un mismo emprendimiento.
Reconocer qué valores nos movilizan y qué sentimientos atraviesan nuestros proyectos implica un alto grado de responsabilidad para volcarlos puertas adentro. Saber que el emprendimiento hace su aporte también en este sentido, y que no sólo está circunscripto a la actividad que le dio el origen, es una forma de construir, también, el país en el que queremos vivir.
El emprendedor carga sobre sus espaldas la responsabilidad de crear riqueza y valor, siendo hacedor de un país al que quiere pertenecer