Una de las mentiras más grandes de las que debemos alejarnos los emprendedores es del éxito. Ocurre que existen innumerables artículos acerca del éxito emprendedor, de las claves a tener en cuenta para ser un emprendedor exitoso, los pasos para triunfar y toda una gama de estupideces tendientes a decirnos que el éxito es una receta de cocina que puede resolverse con un poco sal, condimento y picardía.
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Para empezar, hay que definir el éxito. Siguiendo en parte a la RAE y en parte a otras definiciones, digamos que el éxito es el resultado feliz de un negocio, una actuación, o de la buena aceptación que tiene algo. Pero hablar de un emprendedor exitoso, suele suponer algo de prensa, una prosperidad envidiable, números en armonía, entrar al banco y que nos abran la puerta, ser amigos del intendente, hablar en TED, pasear en yate los fines de semana y hacer almuerzos de negocios en restaurantes cinco estrellas.
No sé ustedes, pero personalmente yo conozco un sólo emprendedor con estas características. El resto se dividen entre personas que salen a pelearla día a día, que no retiran sus honorarios de una sola vez y son los útlimos en cobrar, que tienen problemas con el socio, que nunca dieron una nota periodísitica, que tienen problemas en la cobranza o que tienen problemas para renovar el alquiler. Si el lector no está entre los últimos, entonces este artículo no es para él.
Pero si el emprendedor está entre los que no son tapa de revistas ni viven en casa lujosas, entonces tengo algunas cosas para comentarle.
En primer lugar, el emprendedor debería tener más o menos claro que va a definir por éxito: ¿dinero?, ¿horas de trabajo?, ¿tiempo para otros proyectos?, ¿tiempo para viajar? Es decir, cuál es el indicador del éxito. En mi caso, por ejemplo, el éxito está dado por no tener horarios ni lugar de trabajo fijo y vivir del emprendimiento. De manera que lejos está en mi horizonte aparecer en la tapa de la revista «Fortuna» como el emprendedor del año o como el emprendimiento que más recaudó en un período de tiempo determinado.
En segundo lugar, y por este motivo, los emprendedores deben definir cuál es el indicador del éxito (que es subjetivo, porque se responde desde el sujeto) y, en terecer lugar, conversar con los socios cuál es el indicador para todos. Esto permite ver el horizonte de cada uno y evitar contratiempos y visiones de futuro divergentes.
Por todo esto, siempre sugiero que en las claves del éxito tengamos en cuenta que podemos estar en el emprendimiento soñado por otro y no ser felices, que podemos estar dando notas y nuestra vida privada cayendo a pique y que podemos recibir un premio para festejarlo en soledad. Mi definición de éxito es levantarme por las mañanas, mirarme en el espejo y estar satisfecho con lo que logré de ese que me mira.