Buscar información acerca de cómo armar un emprendimiento, puede llevar a explorar diferentes tópicos que, sintéticamente, son los siguientes:
1- ¿Qué te gusta hacer?
2- ¿Qué oportunidades de armar una oferta ves?
3- Armar un plan de negocios
4- Elegir un modelo de negocios
Sin embargo, me gusta señalar que existe una instancia previa que no siempre está alineada al emprendimiento. La instancia previa es existencial y responde a una pregunta: ¿qué vida quiero vivir?
Sísifo condenado al trabajo estéril |
Esta pregunta es crucial para el éxito. Y cuando hablamos de éxito, no estamos hablando de cuentas corrientes, rentabilidad y proyecciones. Estamos hablando de felicidad. Insisto en esto: pienso que si el emprendimiento no ayuda a incrementar tu felicidad, es un fracaso. No importa el reconocimiento, el dinero, el tamaño de empresa y el éxito en esta perspectiva. Si no hay felicidad al final del día, es un fracaso.
Claro, si no hay dinero al final del día, tampoco habrá emprendimiento. Si bien en la búsqueda de este equilibrio hay un desafío, lo cierto es que un emprendimiento que no rinde económicamente, cae por su propio peso. Sin embargo, cuando no rinde en felicidad pero sí económicamente, puede sostenerse a lo largo de los años, incluso cuando el único beneficio sea el dinero.
Tiendo a considerar que esta tolerancia a postergar la felicidad está basada en la cultura occidental y de la historia del capitalismo. Pero no me interesa encontrar «culpables», lo importante aquí es que en la creación de emprendimientos, las personas se juegan la vida. Y siempre me pareció que jugarse la vida solo por dinero, es bastante poco.
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