Al final de mis charlas, siempre se acerca alguien para hacer preguntas que no se hicieron antes. Un día, un adolescente de 17 años se acercó me preguntó cómo hacer para saber qué emprender.
Si solo consideramos la oportunidad de negocio, ya sabemos que no hay una respuesta sencilla. Si consideramos otras variables, se pone más difícil.
Luego de un cruce de palabras, me dijo que le gustaba ayudar a las personas y conversar con ellas. Las opciones que se abren son numerosísimas: abarca medicina, consultoría, pastor religioso, profesorado, psicología y la lista se pone difícil.
Además, existen otros tantos emprendimientos que abarcan ayudar y conversar: taxistas, enfermeros y contadoras, también.
Me gusta abordar esta desde un lugar mucho más profundo: plantear qué vida quiero vivir. Porque si lo que estás buscando es solo una oportunidad de negocios, entonces la situación se resuelve encontrando oferta y demanda. Claramente, aquí existe una dificultad intrínseca pero hay tanta bibliografía y tanta información dedicada a esto que no siento necesario ocuparme de eso ahora.
Desde la mirada que propongo, emprender y construir la vida que deseo van de la mano. Pensar qué vida querés vivir es anterior a pensar qué empresa querés armar. Porque no es el mismo camino si estás feliz en tu ciudad o en tu barrio que si querés llevar tu nombre a la primera plana de los diarios. En otros términos: no es lo mismo ser chef de tu restaurant en París que ofrecer servicios de catering en tu ciudad natal.
Por eso, para quienes buscan qué emprender, mi recomendación es comenzar por las siguientes preguntas:
¿Dónde quiero trabajar? (Continentes, país, ciudad, etc.)
¿Con cuántas personas quiero trabajar? (grupos numerosos, equipos reducidos, unipersonal)
¿Cuántas horas quiero trabajar y cuántos días a la semana? (media jornada, jornada completa, lunes a viernes, etc.)
¿Quiero moverme y viajar o estar radicado en un radio establecido?
Las respuestas a estas preguntas nos orientan para las preguntas qué siguen y que ya son del orden del negocio pero ya hay decisiones tomadas por propia convicción o por los recursos disponibles. Si no quiero irme de mi ciudad, mis aspiraciones en el rubro de restaurant se limitan. Si mi intención es viajar mucho, puedo llevar sabores por el mundo con un restaurant itinerante. El emprendimiento es la excusa para construir la vida que quiero.
Con esto claro, estamos en mejores condiciones de comenzar con las preguntas acerca de las oportunidades que mejor se adaptan a lo que deseamos y, ahora sí, meterse de lleno en las oportunidades que nos quedan.
Entonces, cuando se trata de qué emprender, existe la posibilidad de tomar dos caminos: meterse directamente en las oportunidades de negocios disponibles, o comenzar indagando sobre qué vida que quiero vivir para, luego, comenzar a detectar las oportunidades.
Pero claro, este camino no siempre se supone fácil y muchas veces, necesitás una ayudita profesional para dar el empujón.