Dentro de los conceptos más resonados de los últimos años, uno de los que más se sostiente en el tiempo es de la libertad financiera.
Honestamente, no entiendo lo que significa la libertad financiera. Quiero decir, si por libertad financiera significa que no tenemos que trabajar por conseguir dinero para cubrir nuestras necesidades, entonces, depende el país en el que vivas, vas a necesitar más o menos rerursos para lograrlos.
No recuerdo si Keith Cuningham lo dijo en uno de sus programas o en uno de sus libros, pero llegar esta situación no es sencillo. Con todos los cursos, videos y posteos que hay sobre esto, ya es hora de que haya más gente viviendo de sus inversiones que trabajando.
El punto es que las inversiones giran entre tres puntos bien definidos: rentabilidad, liquidez y riesgo. La libertad perfecta consiste en conseguir el máximo de las tres cosas, pero en la realidad sucede que podemos lograr, a lo sumo, dos de ellas.
Pero si pensamos en la libertad financiera como la capacidad de vivir de las inversiones construidas, tenemos que pensar en cómo lograr esas inversiones. Si pensamos en inversiones seguras, difícilmente superarán al 12% anual en dólares al escribir estas líneas. Lo que implica que para recibir 1.200 dólares en el año deberías invertir 10.000 y dejarlos sin movimiento. A esto, por supuesto, debemos restarle la inflación y vamos a tener que necesitamos varias decenas de miles de dólares para vivir modestamente sin trabajar y sin riesgo.
La libertad financiera comenzó a pegar fuerte luego del best seller Padre Rico, Padre Pobre. Robert Kiyosaki plantea un modelo de ir creciendo en ingresos para, luego, vivir de las inversiones. En su esquema de inversión incluye algunos diferimientos impositivos en la compra de bienes raíces, lo cual no puede hacerse en todos los países del mundo.
El punto es que alcanzar la libertad financiera puede ser una carrera de toda la vida, no mucho más compleja que armar tu propio negocio. De cualquier manera, aunque no logremos alcanzarla, siempre podemos hacer algo por recibir ingreso de manera pasiva sin estar permanentemente controlando su evolución.
Lo primero para alcanzarla tiene que ver con comprar activos, es decir, comprar “cosas” físicas o intangibles que te den dinero sin tener que operarlas: una máquina, una acción, o un bono. Pero toda inversión exige un involucramiento para saber en qué estado está, cómo evoluciona y cuál será la estrategia de salida en caso de que las cosas no salgan como pensamos.
Para logra cualquier grado de libertad financiera, lo primero es invertir. Independientemente de la inversión que hagas, es prioritario tener un disponible para hacerlo (ahorro). Independientemente de tu fuente de ingresos principal, lo primero es tener cómo lograrlo.
En su libro menos conocido y para mí más recomendable es El Cuarante del Flujo del Dinero. En este libro, Kiyosaki nos muestra los cuatro caminos para generar dinero: ser empleado, autoempleado, dueño de empres e inversionista. Si no tenés cómo, lo primero que sugiere el autor es comenzar por una empresa propia.
El camino de la libertad financiera es tentador pero no es fácil. Para lograrlo tenés que tener ahorros o ingreso, saber administrarlos, saber invertir y saber operar las inversiones. Retirarte y que solo te ingrese dinero, no es lo más común que le sucede a las personas.
Lo importante, si llegaste hasta acá, es que estás en el camino o, la menos, en la búsqueda. El siguiente paso es suscribirte al newsletter al final de este post o contactarme para conversa tu caso en particular y analizar juntos la salida.